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Diseño para un mundo que envejece

La vejez ya no es una excepción en las ciudades, sino que se está convirtiendo en una situación habitual. Las estimaciones de las Naciones Unidas indican que se está produciendo un aumento sin precedentes de la población mayor de 60 años, lo que va a cambiar el funcionamiento conjunto de los hogares, las calles y los servicios. Las instituciones sanitarias defienden que los lugares que apoyan el cuerpo y la mente de las personas mayores son mejores para todos, desde los niños hasta los cuidadores. Por lo tanto, el diseño para la longevidad no es un tema especializado, sino la nueva base de la vida pública.

En este tema, no te puedes perder el artículo de Bruce Broussard:
https://www.linkedin.com/pulse/designing-aging-world-leading-empathy-building-bruce-broussard-6vlge/

Comprender el cambio demográfico

A medida que las estructuras demográficas se inclinan hacia el envejecimiento, la urbanización avanza hacia un mundo en el que, para mediados de siglo, aproximadamente el 70 % de la población mundial vivirá en ciudades. Esta combinación concentra a los residentes de edad avanzada en zonas densamente pobladas que requieren más cuidados, accesibilidad y resiliencia por metro cuadrado. Los estudios políticos recientes subrayan la importancia social y económica de hacerlo correctamente. Si el diseño es deficiente, podemos encontrarnos con muchos problemas, desde el aislamiento y la pérdida de mano de obra hasta un aumento del gasto público. La curva demográfica no es una sorpresa, lo que hace que no responder a ella sea una elección de diseño.

El aumento global de la población envejecida

La proporción de personas mayores está aumentando en todas las regiones y se prevé que, hacia finales de la década de 2070, el número de personas mayores de 65 años superará al de niños. Este cambio no solo tiene que ver con el aumento de la esperanza de vida, sino también con el hecho de que las personas pasan más años en ciudades diseñadas para cuerpos más jóvenes y con riesgos diferentes. Los países están experimentando esta transición a ritmos diferentes, pero la dirección es la misma. La tarea de los arquitectos es expresar claramente una realidad macro a nivel de calle.

Longevidad y entorno construido

Las vidas más largas hacen que los entornos cotidianos, desde la luz y el aire hasta los umbrales y la orientación, actúen como una infraestructura sanitaria. Las pruebas relacionan determinados factores del interior, como la iluminación, el confort térmico, la calidad del aire, el orden y la movilidad sin obstáculos, con la salud de las personas mayores. Las iniciativas globales definen esto como entornos «adaptados a la edad», que permiten a las personas seguir haciendo lo que valoran a lo largo de sus capacidades cambiantes. Cuando estos elementos están bien ajustados, el mundo construido se convierte en un cuidador silencioso.

Urbanización y sus efectos sobre la infraestructura

A medida que las ciudades crecen, los sistemas que proporcionan servicios de agua, energía, transporte y mantenimiento deben atender a personas que se mueven más lentamente, tienen una visión diferente y necesitan más puntos de descanso. Muchas zonas urbanas en rápido crecimiento siguen enfrentándose a problemas como la informalidad de las viviendas y la insuficiencia de las instalaciones públicas, lo que convierte el envejecimiento seguro en un problema logístico cotidiano. Las ciudades que planifican desplazamientos más cortos, usos mixtos, redes sin escalones y servicios cercanos reducen los costes y aumentan la dignidad. El rendimiento de la inversión se refleja en la disminución de las hospitalizaciones, el aumento de la participación y la aparición de lugares en los que la gente confía.

¿Por qué los arquitectos deben adaptarse ahora?

El estrés climático coincide con el envejecimiento y los estudios prevén que la exposición a temperaturas peligrosas para las personas mayores se duplicará aproximadamente hasta mediados de siglo. Esto convierte la sombra, la ventilación, el acceso a la refrigeración y las infraestructuras verdes en elementos que no solo aportan comodidad, sino que también salvan vidas. Las ciudades ya han comenzado a crear prototipos de barrios adaptados a las personas mayores que combinan viviendas adaptables, movilidad inclusiva e infraestructura social para evitar el aislamiento. Las herramientas están disponibles, los calendarios son públicos y cada nuevo proyecto amplía o reduce la brecha de riesgo.

Principios del diseño universal

El diseño universal es un compromiso para garantizar que los productos, espacios y servicios puedan ser utilizados por el mayor número posible de personas sin necesidad de adaptaciones especiales. La Convención de las Naciones Unidas lo define como diseñar para todos, permitiendo el uso de dispositivos de asistencia cuando sea necesario. Los siete principios clásicos de la NCSU convierten esta ética en cualidades prácticas como la igualdad, la claridad, la tolerancia al error y el mínimo esfuerzo. En resumen, el UD no es una característica adicional, sino la base de la vida pública.

El verdadero significado del diseño universal

El diseño universal cambia la pregunta del diseñador de «¿quién es el típico?» a «¿qué cuerpos, sentidos y mentes lo utilizarán?». La definición de la ONU hace hincapié en la amplia accesibilidad, en lugar de en excepciones especiales, lo que mantiene la inclusividad a gran escala a un coste asequible. Los principios de la NCSU proporcionan un lenguaje común entre disciplinas para que los edificios, los productos y la comunicación puedan apuntar a los mismos objetivos humanos. El resultado es menos barreras, menos soluciones provisionales y una mejor calidad de vida cotidiana.

Elementos fundamentales para la accesibilidad y la inclusión

En el entorno construido, la igualdad de uso, el diseño sencillo e intuitivo, la información perceptible, la tolerancia al error, el bajo esfuerzo físico y el enfoque y el tamaño y el espacio suficientes para el uso se manifiestan. La orientación multisensorial, la iluminación que favorece el contraste y la comodidad, las zonas de acceso y giro claras y la continuidad sin escalones convierten estas ideas en un espacio legible. Mientras que códigos como las normas ADA establecen los requisitos técnicos y de alcance mínimos, las normas ISO 21542 y BS 8300 amplían el resumen en la dirección de la comunicación multisensorial y la circulación inclusiva. Considere los códigos como la base y el diseño universal como el objetivo que la mayoría de las personas realmente perciben.

Ejemplos de éxito en diseño universal

El Queen Elizabeth Olympic Park ha adoptado la inclusividad desde la fase de licitación hasta la fase de legado gracias al liderazgo del cliente, el panel de acceso independiente y las Normas de Diseño Inclusivo vinculantes. El resultado es una gran zona urbana con espacios, rutas y programas accesibles, que considera la inclusividad no como una cuestión de adaptación, sino como una cualidad fundamental. La Guía de Diseño del Parque mantiene vivo este estándar a medida que la zona se desarrolla, garantizando que los detalles inclusivos sean un factor en la evaluación de nuevos proyectos.

Kampung Admiralty, en Singapur, muestra cómo el diseño urbano sostenible puede convertirse en una infraestructura social al reunir viviendas para personas mayores, servicios de salud, alimentación y espacios públicos en una «aldea vertical» sin barreras. Los parques con terrazas, las zonas de descanso, la luz natural y los pasillos sin escalones hacen que las actividades diarias de las personas mayores sean seguras y dignas, al tiempo que benefician a todos los demás. Evaluaciones independientes indican que se han aplicado los principios del diseño universal en todos los ámbitos, desde la circulación hasta los puntos de descanso.

Normas, directrices y normas en desarrollo

El conjunto de herramientas es claro y cada vez más sólido: la ADA 2010 establece los estándares mínimos en los Estados Unidos, la ISO 21542:2021 establece los requisitos internacionales para el acceso, la circulación y la evacuación, y la EN 17210 codifica el enfoque del diseño para todos en toda Europa. La norma BS 8300 del Reino Unido y las Directrices de Diseño Inclusivo de la ciudad de Nueva York van más allá de los requisitos mínimos con orientaciones multisensoriales y aplicaciones urbanas. La tendencia en materia de viajes está pasando de una situación en la que la accesibilidad es la excepción a otra en la que el diseño universal, que armoniza la calidad del diseño con los derechos humanos, es la norma.

Arquitectura accesible en la práctica

La accesibilidad no es un ámbito específico, sino el sistema operativo de todo el proyecto. Los códigos establecen las anchuras mínimas de los caminos, las zonas de giro, las entradas y los vanos de las puertas, pero las directrices inclusivas aportan claridad en cuanto a la orientación multisensorial, la iluminación y la continuidad de los espacios públicos. Considere las directrices de diseño inclusivo de ADA, ISO 21542, BS 8300 y NYC como un conjunto de herramientas combinadas que convierten la conformidad en comodidad. El diseño que funciona silenciosamente para más personas crea espacios en los que la gente confía.

Diseño de entradas, circulación y orientación

La entrada comienza con caminos sin escalones, áreas de aproximación abiertas y puertas que se abren con poco esfuerzo y proporcionan suficiente espacio para maniobrar; la ADA exige una anchura mínima de 32 pulgadas en las puertas, las zonas de giro y los puntos de paso normales cuando los caminos son estrechos. La circulación debe realizarse por caminos con pendientes suaves, esquinas amplias y sin obstáculos, con zonas de paso y giro adecuadas para los dispositivos reales, y no debe ajustarse a los planos. La orientación funciona mejor cuando la información se presenta por capas: primero, un diseño intuitivo; luego, líneas de visión claras, señales coherentes y señales legibles que den prioridad a las direcciones principales. Las transiciones del exterior al interior se benefician de las pistas táctiles, un lenguaje coherente en las aceras y señales peatonales accesibles.

Opciones de materiales y detalles para la seguridad

Elija superficies duras, resistentes, antideslizantes y sin reflejos; combínelas con una iluminación uniforme para reducir las caídas y el cansancio. En las escaleras, instale barandillas continuas a ambos lados, una buena iluminación en los peldaños superiores e inferiores y bordes de peldaños de alto contraste para que el borde sea visible. Las advertencias táctiles en lugares peligrosos y pasillos deben cumplir con las normas locales y los contrastes deben ser tonales, en lugar de patrones complejos que confundan la percepción de la profundidad. Pequeñas elecciones como superficies mates, barandillas de colores contrastantes y umbrales claros reducen los accidentes y la ansiedad.

Accesibilidad multisensorial y cognitiva

Haga que el edificio sea comprensible no solo con el sentido de la vista, sino también con el sentido del tacto: combine el contraste visual con pistas táctiles, una acústica clara y una jerarquía de información sencilla. Para facilitar el acceso cognitivo, mantenga los patrones predecibles, evite los callejones sin salida, utilice símbolos reconocibles y coloque la información más importante para orientarse al principio. Las investigaciones sobre la demencia destacan la calidad de la iluminación, el fuerte contraste en los puntos de decisión y la continuidad de las señales para ayudar a la memoria y a la orientación. Las Guías de Diseño Inclusivo de la ciudad de Nueva York lo convierten en una aplicación multisensorial en interiores y calles.

Adaptar las estructuras existentes de manera digna

Las mejoras que se realicen en los edificios existentes deben eliminar las barreras que puedan superarse fácilmente y, en la medida en que lo permitan la financiación y la estructura, llevar a cabo cambios más importantes de forma gradual, conservando al mismo tiempo el carácter del edificio. Los entornos históricos pueden equiparse con elegantes rampas, ascensores y barandillas que protejan el patrimonio, siempre que las instrucciones sean claras y las opciones se evalúen en una fase temprana. El objetivo no es una entrada trasera, sino la igualdad de acceso y uso. Las directrices nacionales muestran cómo integrar el acceso como un buen diseño, en lugar de como una disculpa.

Tendencias futuras y ética del diseño

La siguiente fase del diseño adecuado para las personas mayores se sitúa en la intersección entre la demografía, el clima y la digitalización. La Década de las Naciones Unidas para el Envejecimiento Saludable está redefiniendo el enfoque sobre la capacidad funcional y la inclusión, mientras que las últimas previsiones demográficas ponen de manifiesto que las personas mayores determinarán el funcionamiento de cada región. Al mismo tiempo, los sistemas digitales también están afectando a la atención, la movilidad y la vida social, lo que genera nuevas responsabilidades en materia de gobernanza, transparencia y confianza. El horizonte ético es un concepto fácil de expresar, pero difícil de aplicar: diseñar espacios y tecnologías que prolonguen la vida saludable sin restringir los derechos.

Tecnología y entornos de envejecimiento inteligente

Los sensores, los sistemas de teleasistencia y los sistemas de edificios se están convirtiendo en la infraestructura silenciosa de la independencia, transformando los hogares y los barrios en entornos sensibles que prestan asistencia sanitaria. La guía de ciudades inteligentes promueve modelos operativos abiertos y centrados en los ciudadanos para que estos sistemas presten servicio a las personas en lugar de encerrarlas en los silos de los proveedores. La inteligencia artificial aplicada a la salud puede aumentar sus beneficios, pero esto solo es posible si se gestiona con seguridad, responsabilidad y control humano a lo largo de todo su ciclo de vida. La tarea arquitectónica consiste en combinar la tecnología ambiental con el consentimiento informado, la minimización de datos y el fallo elegante, de modo que se mantenga la autonomía cuando los sistemas se bloquean.

Igualdad, dignidad y diseño intergeneracional

Los derechos son la base: La accesibilidad al entorno construido no es una preferencia de estilo, sino una obligación legal, y la dignidad es un principio establecido en la política de las Naciones Unidas para las personas mayores. Las ciudades que combinan agendas favorables a las personas mayores y a los niños crean calles, viviendas y parques que fomentan la participación en todas las etapas de la vida. Los modelos intergeneracionales muestran los beneficios sociales, desde los estudiantes que viven en residencias de personas mayores hasta el cuidado infantil integrado en el cuidado de las personas mayores. El diseño para la solidaridad se manifiesta en la proximidad cotidiana, las rutinas compartidas y los espacios que normalizan el cuidado.

Responsabilidad arquitectónica en el envejecimiento social

El calor, el aislamiento y los servicios fragmentados son problemas de diseño mucho antes que problemas médicos. Las pruebas demuestran que las personas mayores se enfrentan a riesgos de calor cada vez mayores. Esto hace que el acceso a la sombra, la ventilación y los refugios frescos se convierta en parte de una estrategia de seguridad vital. Los marcos adaptados a las personas mayores y la orientación urbana convierten esto en programas, criterios y medidas para el espacio público que mantienen a las personas conectadas y activas. Los arquitectos deben medir su trabajo no solo en términos de conformidad, sino también de reducción de daños y aumento del sentido de pertenencia.

Preparar las ciudades para 2050 y más allá

Hasta mediados de siglo, más personas vivirán durante más tiempo en ciudades más cálidas y densas, lo que significa que todos los planes maestros deben combinar desde el primer día el envejecimiento con la adaptación al clima. Los sistemas de refrigeración y las estrategias basadas en la naturaleza ofrecen medidas escalables a nivel de barrio que reducen las temperaturas y mejoran la equidad en materia de salud. Las normas de gobernanza inteligente ayudan a armonizar los datos, los servicios y las operaciones, mientras que los indicadores adaptados a las personas mayores hacen que los avances sean comprensibles para la población. El objetivo es sencillo: una ciudad en la que el envejecimiento se perciba como algo normal, con apoyo y a nivel local.


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