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Edificios biointegrados

La arquitectura biointegrada considera un edificio como parte de un sistema vivo. Para que las personas y la naturaleza puedan beneficiarse mutuamente, armoniza la estructura, los materiales, el agua, la energía y la ecología. En lugar de decorar con plantas, se centra en cómo un edificio puede regular el clima, purificar el agua, albergar la biodiversidad y favorecer la salud humana como rendimiento básico. Marcos como el Living Building Challenge definen este objetivo como un diseño regenerativo, más allá de ser menos perjudicial.

Biointegración en la arquitectura

La biointegración combina tres elementos: la ciencia que estudia cómo reaccionan las personas ante la naturaleza en el espacio, la ingeniería que cierra los ciclos de energía y agua, y la ecología urbana que recupera el hábitat en tejados, paredes y suelos. Los 14 modelos de diseño biofílico resumen cómo la luz, las vistas, los materiales naturales, el refugio y el horizonte, entre otros elementos, pueden mejorar de forma cuantificable el confort y el bienestar cuando se incluyen en un proyecto desde el principio.

Definición de biointegración: más allá del lavado verde

La biointegración no es un estilo, sino un compromiso con el rendimiento. Esto significa que la fachada, la estructura y los sistemas del edificio están diseñados para proporcionar servicios ecológicos probados en la práctica. Entre los ejemplos se pueden citar los tejados verdes, que equilibran la temperatura del tejado y refrescan el aire circundante, las fachadas cubiertas de plantas que filtran las partículas y los sistemas de agua que recogen y reutilizan el agua de lluvia. Se trata de resultados contrastados que reducen el calor urbano y mejoran los microclimas, más allá de la simple decoración con vegetación.

Una forma clara de evitar el lavado verde es basar el objetivo del diseño en estándares rigurosos y resultados posteriores al uso. El Living Building Challenge establece requisitos relacionados con el agua, la energía, los materiales y el espacio que impulsan los proyectos hacia objetivos netos positivos y renovables. Los equipos pueden alcanzar sus objetivos de forma gradual a través de la certificación Core, Petal o Living completa, y garantizar la rendición de cuentas de sus afirmaciones de diseño con un rendimiento medible.

También es importante su adopción a nivel político y urbano. La obligatoriedad de los tejados verdes en los edificios de baja pendiente en Basilea, junto con las paletas de plantas autóctonas y el liderazgo en investigación continua, ha proporcionado a la ciudad beneficios medibles en materia de biodiversidad y adaptación climática. Así es como se ve la biointegración cuando deja de ser una característica puntual y se convierte en una práctica estándar.

Las raíces históricas y la evolución de la arquitectura orgánica

Sus raíces intelectuales se encuentran en la arquitectura orgánica. Frank Lloyd Wright definió el diseño orgánico como la relación holística entre las partes y el todo en armonía con la naturaleza. En sus obras, en lugar de imponer formas, enmarcó los edificios como organismos que surgían de la lógica del lugar, el clima y los materiales. Esta tradición se centra más en la coherencia entre la estructura, el espacio, la luz y el paisaje que en las curvas.

A lo largo del siglo XX, muchos arquitectos, desde Gaudí hasta Rudolf Steiner y Bruce Goff, descubrieron estructuras y espacios inspirados en la naturaleza y continuaron desarrollando esta idea con diferentes enfoques estéticos. Hoy en día, con el aumento de los riesgos climáticos, la mentalidad orgánica está recuperando su importancia tanto desde el punto de vista cultural como medioambiental, y las aplicaciones contemporáneas la están transformando en sistemas paramétricos y rendimiento ecológico, más allá del simbolismo.

En el siglo XXI, la agenda se ha ampliado desde las formas orgánicas hasta los sistemas vivos. Proyectos como el Bosco Verticale de Milán, respaldados por investigaciones sobre la biodiversidad y el valor del hábitat, han popularizado la plantación de vegetación en edificios de gran altura como una forma de silvicultura urbana. Los debates han madurado hasta abarcar temas como el ciclo de vida del carbono y los costes de mantenimiento, y han logrado que la vegetación funcione como parte de una ecología integrada del edificio, en lugar de como un simple añadido a la fachada.

¿Por qué es importante la biointegración hoy en día?

La resiliencia climática y la temperatura son problemas urgentes. Los techos verdes y los paisajes vivos en los edificios pueden reducir las temperaturas superficiales y ambientales, disminuir el estrés térmico y apoyar la gestión del agua de lluvia. Las pruebas aportadas por las instituciones públicas y los estudios recientes demuestran que estos sistemas, cuando se aplican a gran escala, son herramientas eficaces para la refrigeración y la adaptación.

La biodiversidad urbana es igualmente urgente. El enfoque aplicado por Basilea en toda la ciudad demuestra que las políticas y la orientación técnica pueden convertir miles de tejados en hábitats, mientras que los bosques verticales y las fachadas cubiertas de vegetación crean espacios verdes tridimensionales que favorecen la presencia de insectos y aves en zonas densamente pobladas. Cuando estas medidas se aplican de forma coordinada, se crean ecosistemas urbanos interconectados en lugar de zonas aisladas.

La salud y la experiencia humanas son el tercer elemento fundamental. Las estrategias biófilas que ofrecen vistas a la naturaleza, luz dinámica, corrientes de aire y materiales táctiles están relacionadas con un mayor confort y beneficios cognitivos. Los proyectos más eficaces combinan estas características centradas en las personas con objetivos de rendimiento renovables, lo que hace que el edificio resulte más agradable y ofrezca un rendimiento mediblemente mejor a lo largo de su vida útil.

Materiales que respiran: Sistemas vivos y sensibles

Biomateriales y biocompuestos

Los revestimientos de base biológica están diseñados para intercambiar aire en lugar de retener el calor y la humedad. Materiales como la cal de cáñamo, la madera y las arcillas o los revocos de cal son higroscópicos, es decir, absorben y liberan vapor cuando cambia la humedad interior. Esta propiedad de amortiguación de la humedad puede equilibrar el confort y reducir los picos de humedad a corto plazo que aumentan el riesgo de condensación. Los estudios de laboratorio y de campo demuestran que la cal de cáñamo tiene un comportamiento higrotérmico beneficioso y actúa como aislante, reduciendo también las fluctuaciones de humedad, mientras que los revestimientos de madera y los enlucidos de arcilla o cal proporcionan un amortiguamiento medible a escala de habitación.

Respirable no significa permeable. Esto se refiere a estructuras vapor permeables pero impermeables al aire, en las que los revestimientos interiores y el aislamiento permiten la difusión, mientras que la barrera de aire controla el flujo de aire. Los estudios que comparan los enlucidos de arcilla, yeso y cal confirman que existen diferencias significativas en los valores de amortiguación de la humedad. Estos valores pueden calibrarse en simulaciones antes de la especificación completa y verificarse en cámaras de ensayo. El resultado es un muro que «respira» de forma controlada y que refuerza la durabilidad de toda la fachada exterior.

Los biocompuestos también pueden almacenar y liberar calor. Los materiales de cambio de fase incrustados en placas de yeso, enlucidos o techos absorben el calor latente al fundirse y lo liberan al solidificarse. Estudios recientes demuestran que, cuando los PCM se integran en las fachadas o en el interior de los edificios, complementan las funciones higrotérmicas de la cal de cáñamo, la madera y los enlucidos, lo que reduce las temperaturas máximas y disminuye las cargas de refrigeración.

Sistemas de fachada adaptables y autorreparables

Los hormigones autorreparables permiten que las pequeñas grietas se cierren por sí solas durante el uso, incorporando sustancias biológicas o químicas a la matriz de cemento. En los sistemas basados en bacterias desarrollados en la Universidad Técnica de Delft, las esporas encapsuladas se activan en presencia de agua y nutrientes, formando un sedimento de carbonato cálcico que rellena las microfisuras y restaura la impermeabilidad. Los estudios y demostraciones muestran que se reparan fisuras de una anchura determinada y se aumenta la resistencia, especialmente en casos en los que el acceso para la reparación es limitado.

Las fachadas adaptables utilizan componentes móviles o sensibles para regular la ganancia de energía solar, la luz natural y las vistas. Entre los ejemplos de este tipo de fachadas se encuentran la fachada sur del Institut du Monde Arabe de Jean Nouvel, con diafragmas similares a cámaras que regulan la luz, y las pantallas mashrabiya controladas digitalmente de las Al Bahr Towers, que siguen al sol en el duro clima desértico. Las investigaciones actuales muestran que, entre estos ejemplos, se está produciendo una evolución desde los mecanismos analógicos hacia el control algorítmico y sensorial.

Los materiales pueden reaccionar sin necesidad de motores. Los elementos termobimetálicos se curvan con la temperatura y se han convertido en prototipos de revestimientos de sombreado y ventilación de energía cero que se abren a medida que se calientan las fachadas. Esta clase de materiales inteligentes lleva la idea de la envoltura transpirable más allá del flujo de aire, incluyendo también la geometría cambiante con los estímulos climáticos.

Innovaciones basadas en micelas, algas y biotecnología

Los compuestos de micelio crean redes de hongos a partir de residuos agrícolas para formar paneles y bloques ligeros. Los estudios en los campos de la arquitectura y la ciencia de los materiales destacan ventajas como el bajo consumo energético, la amortiguación acústica y la compostabilidad, pero también señalan limitaciones actuales como la capacidad de carga, la sensibilidad al agua y la fiabilidad a largo plazo. En conclusión, el micelio parece ser actualmente la opción más fiable para aplicaciones no estructurales, como revestimientos interiores, tabiques acústicos y embalajes para pabellones temporales.

Las fachadas de fotobiorreactores de algas cultivan microalgas dentro de paneles de vidrio que, además de estimular el crecimiento, proporcionan un sombreado dinámico. La BIQ House de Hamburgo ha aplicado este concepto a escala de edificio utilizando reactores de paneles planos para reducir la ganancia de energía solar en las fachadas expuestas al sol y producir biomasa y calor de baja temperatura. Los documentos de ingeniería y del proyecto explican la doble función del sistema como sombreado vivo y recolección de energía, y ofrecen una vía para las fachadas de edificios que funcionan como microgranjas urbanas.

Estos sistemas vivos y sensibles se combinan para convertir la fachada en una capa metabólicamente activa. Mediante aplicaciones como la regulación de la humedad con biocompuestos, el sellado de grietas con biología integrada o el cultivo de algas para proporcionar sombra y calor, la envolvente del edificio deja de comportarse como un revestimiento estático y comienza a actuar como una infraestructura ecológica que favorece el confort humano, el rendimiento del edificio y la resiliencia urbana.

Principios de diseño arquitectónico biointegrado

Form-Follows-Life: Morfogénesis y patrones naturales

La forma sigue a la vida, y comienza con la observación de que los sistemas vivos adoptan formas eficientes bajo la influencia de fuerzas y flujos. La obra clásica de D’Arcy Thompson, al relacionar la forma biológica con la matemática y la física, proporcionó a los arquitectos un lenguaje para el crecimiento, los gradientes y las vías mínimas. Frei Otto puso en práctica esta ciencia mediante la búsqueda de formas físicas con membranas y películas de jabón, y permitió que la gravedad, la tensión, el viento y la luz seleccionaran la geometría estructural con un mínimo de material. Juntos, apuntan a un enfoque de diseño en el que la geometría se descubre en lugar de imponerse.

El concepto de patrón convierte estas percepciones en un lenguaje de diseño útil. El lenguaje de patrones de Christopher Alexander conecta diferentes escalas, desde la región hasta la habitación, a través de relaciones espaciales repetitivas que sustentan la vida humana. Paralelamente, los Principios de Vida de la biomimética animan a los diseñadores a adaptarse y ser sensibles a las condiciones locales, a integrar el desarrollo con el crecimiento y a utilizar procesos cíclicos, redefiniendo así el diseño no como una sustracción, sino como una participación en la ecología.

Las aplicaciones actuales combinan los patrones naturales con la retroalimentación del rendimiento. Las envolturas adaptables, como la fachada diafragma del Institut du Monde Arabe de Jean Nouvel y las mashrabiya cinéticas de las Al Bahr Towers, muestran cómo los revestimientos sensibles regulan la luz y el calor en función de la posición del sol. Los pabellones de investigación de la Universidad de Stuttgart amplían aún más esta idea mediante la producción robótica de materiales inspirados en la biología, como sistemas de fibras y telas de araña, logrando ligereza mediante la lógica estructural en lugar de la redundancia.

Estrategias ecológicas pasivas y activas

La prioridad es pasiva. La orientación, la masa, el sombreado, la estanqueidad al aire y los tejidos de alto rendimiento reducen las cargas antes de determinar cualquier máquina. El marco Passive House convierte este enfoque en cinco principios y un método de verificación, mientras que el modelo de confort adaptable de la norma ASHRAE 55 adapta las temperaturas interiores de los edificios con ventilación natural o modo mixto a las últimas condiciones exteriores. La investigación de la IEA sobre la refrigeración por ventilación explica en detalle cómo el flujo de aire controlado puede prevenir el sobrecalentamiento mientras mantiene la calidad del aire. Estas referencias establecen valores fundamentales medibles que mantienen la intención pasiva.

Los sistemas activos se colocan posteriormente de forma inteligente sobre una envolvente sencilla. La ventilación con recuperación de calor, la electrificación eficiente y las fuentes de energía renovables in situ cierran los ciclos energéticos, mientras que las fachadas dinámicas y los sistemas de control de la luz natural reducen los picos y aumentan el confort. La guía CIBSE, el Paquete de Planificación de Casas Pasivas y los estudios de caso del Anexo 62 muestran que estos sistemas deben dimensionarse, controlarse y verificarse de manera que complementen las medidas pasivas.

Diseño para la renovación y la circularidad

La renovación establece un listón más alto que la eficiencia. El Living Building Challenge organiza su rendimiento en siete categorías principales: suelo, agua, energía, materiales, equidad, salud y belleza, y certifica en función de los resultados obtenidos en la práctica. La Fundación Ellen MacArthur define la circularidad con tres principios centrados en el diseño para eliminar los residuos y la contaminación, poner en circulación productos y materiales de alto valor y renovar la naturaleza, y ofrece un conjunto de herramientas específicas para la aplicación de edificios circulares. Estas dos organizaciones reubican los proyectos como elementos que aportan una contribución neta a los sistemas ecológicos y sociales.

Las métricas mantienen la intención circular de forma realista. La norma EN 15978 establece un método de evaluación del ciclo de vida a nivel de edificio para el carbono a lo largo de todo el ciclo de vida, mientras que la iniciativa RIBA 2030 Climate Challenge presenta objetivos de proyecto para la energía operativa, el carbono concreto y el agua. Los programas a nivel de producto, como Cradle to Cradle Certified, evalúan la salud y la circularidad de los materiales y crean una cadena de suministro alineada con los objetivos a nivel de edificio.

La aplicación circular ya se está viendo. Park 20|20, en los Países Bajos, aplica una planificación de cuna a cuna a escala regional, en la que los inquilinos y las cadenas de suministro participan en actividades de recuperación y reciclaje de materiales. Superuse Studios muestra aplicaciones de minería urbana y «mapeo de cosechas» para diseñar con componentes recuperados, mientras que plataformas de pasaportes de materiales como Madaster catalogan los ensamblajes para su futura reutilización y valor residual. Estos ejemplos muestran cómo el diseño, los datos y el suministro pueden transformar los edificios en bancos de materiales a largo plazo que enriquecen el espacio.

Simbiosis entre energía, clima y medio ambiente

Los edificios biointegrados tratan la energía, el agua y la ecología como un único sistema. El objetivo no es solo reducir el daño, sino también devolver lo que se ha tomado mediante la producción de energía limpia excedente, el almacenamiento de carbono en los materiales, la regulación del microclima y el ciclo del agua in situ. Los marcos de rendimiento como el Living Building Challenge definen este objetivo y certifican los resultados en la práctica, en lugar de las promesas sobre el papel.

Estructuras de energía neta positiva y captura de carbono

La energía neta positiva significa que un edificio produce más energía renovable de la que consume en un año. La mejor prueba proviene de proyectos ya en funcionamiento. En Seattle, el Bullitt Center, un edificio de seis plantas, ha generado aproximadamente un 30 % más de electricidad de la que ha consumido en sus primeros diez años. Esto demuestra que, cuando se combina una fachada delgada con un conjunto fotovoltaico del tamaño adecuado, se puede obtener un excedente de energía incluso en un clima nublado.

El diseño para el exceso comienza por reducir la demanda. La eficiencia prevista y las medidas pasivas redujeron la intensidad energética del Bullitt Center muy por debajo de la de las oficinas típicas antes de añadir fuentes de energía renovables; esta clasificación mantiene los sistemas fotovoltaicos compactos y viables. Esta lógica de prioridad de la demanda es la idea fundamental de los estándares netos positivos y los estudios de casos.

El almacenamiento de carbono se está desplazando de las operaciones a los materiales. Los productos biogénicos, como la madera maciza, pueden almacenar el carbono extraído de la atmósfera mientras los bosques vuelven a crecer, pero es importante llevar una contabilidad honesta. La guía actual hace hincapié en que el carbono biogénico se trate de manera coherente en las declaraciones medioambientales de los productos, de modo que los equipos no exageren ni pasen por alto el almacenamiento a lo largo de la vida útil de un edificio. En los sistemas de base mineral, la inyección de CO2 capturado en el hormigón fresco lo mineraliza de forma permanente, lo que permite reducir el cemento sin pérdida de resistencia y disminuir las emisiones de hormigón a gran escala.

Regulación térmica mediante diseño biológico

El flujo de aire inspirado en la naturaleza muestra cómo la forma puede gestionar el calor. El Eastgate Centre de Harare equilibra las temperaturas interiores con un mínimo de refrigeración mecánica, adaptando los principios de los termiteros con una estructura de gran masa, ventilación por acumulación y aberturas ajustadas. Este concepto muestra cómo la arquitectura puede coordinar la fuerza de elevación, la masa térmica y la presión para mover el aire en el momento más útil.

A escala de edificios y zonas, la ventilación por aire exterior se utiliza para evitar el sobrecalentamiento y reducir los picos de carga. La investigación internacional realizada en el marco del Anexo 62 de la AIE documenta métodos de diseño y estudios de casos para estrategias de control combinadas con ventilación nocturna, ventilación híbrida y sombreado, y reducción de ganancias internas. Los objetivos de confort son compatibles con el modelo de confort adaptable incluido en la norma ASHRAE 55. Este modelo relaciona las temperaturas interiores aceptables en edificios que funcionan en modo libre o mixto con las últimas condiciones exteriores.

La vegetación es un regulador térmico probado. Los techos verdes y la vegetación urbana reducen las temperaturas superficiales, dan sombra a los edificios y proporcionan enfriamiento por evaporación. Esto puede reducir la necesidad de enfriamiento a gran escala y mitigar las islas de calor urbanas. Las guías de las instituciones públicas y las síntesis recientes resumen la magnitud de estos efectos y explican por qué las ciudades han convertido la infraestructura verde en la norma para la resistencia al calor.

Sistemas de recogida, filtrado y reutilización de agua

El agua de circuito cerrado ocupa un lugar central en la simbiosis medioambiental. El Living Building Challenge Water Petal orienta a los equipos de proyecto a satisfacer sus necesidades con agua de lluvia y agua residual reciclada. El rendimiento de este sistema ha sido probado en la práctica y está respaldado por una guía de permisos. Muchos proyectos certificados y en proceso de certificación tienen como objetivo obtener un balance hídrico neto positivo anual mediante la combinación de grifería de bajo caudal, recogida de agua de lluvia y sistemas de tratamiento ecológico.

Los ejemplos prácticos muestran cómo se hace esto. El Centro de Vida Sostenible Omega trata las aguas residuales del campus mediante un humedal artificial y lagunas aeróbicas, devolviendo el agua limpia a las instalaciones y funcionando al mismo tiempo como centro educativo. En la Universidad de Emory, WaterHub integra biorreactores de lecho móvil e hidroponía de invernadero, recuperando cientos de miles de galones de agua al día para usos no potables, como refrigeración y descarga de inodoros, y reduciendo la cantidad de agua que se extrae de los recursos municipales.

Las ciudades están ampliando estas ideas con infraestructuras verdes. Las zanjas biológicas, las aceras permeables y los tejados verdes de la ciudad de Nueva York capturan el agua de lluvia antes de que sobrecargue el sistema de alcantarillado combinado y ofrecen mapas de activos y volúmenes publicados que permiten realizar un seguimiento del progreso hacia los objetivos de reducción de desbordamientos. Los programas nacionales y estatales ahora proporcionan orientación basada en el riesgo para la reutilización de agua no potable in situ y ayudan a los proyectos a avanzar en cuanto a los objetivos y aprobaciones de tratamiento para aplicaciones de aguas grises, aguas pluviales y aguas de lluvia.

En la práctica, los ciclos de energía, calor y agua se refuerzan mutuamente. Las fachadas de alto rendimiento y la vegetación reducen las cargas de refrigeración, lo que permite reducir el sistema renovable necesario para obtener energía neta positiva. El tratamiento ecológico del agua proporciona agua de proceso al tiempo que crea paisajes sombreados y evaporación que suavizan el microclima. El resultado es un edificio que no es una máquina aislada, sino que actúa como un vecino auxiliar en su ecosistema.

La experiencia humana y el diseño biofílico

El diseño biophilic consiste en configurar los edificios de manera que las personas puedan sentir, ver, oír y percibir la naturaleza en su vida cotidiana. No se trata de una simple decoración. Es un marco que armoniza la luz, el paisaje, el movimiento, la textura, el sonido y el carácter espacial con resultados humanos medibles, desde un ritmo cardíaco más tranquilo hasta una mayor claridad mental. La referencia más utilizada es el Modelo de Diseño Biofílico 14, que organiza los efectos de la naturaleza en conexiones visuales y no visuales, similitudes de materiales y cualidades espaciales como el refugio y el paisaje.

Conexiones sensoriales y emocionales con la naturaleza

El valor terapéutico de una simple vista desde la ventana es uno de los hallazgos más citados en el diseño de servicios sanitarios. En un estudio pionero realizado en 1984, los pacientes operados que fueron alojados en habitaciones con vistas a los árboles se recuperaron más rápidamente y necesitaron menos analgésicos potentes que los pacientes que tenían vistas a una pared vacía. Este resultado contribuyó a que la naturaleza dejara de ser un elemento «agradable» en los entornos hospitalarios para convertirse en un elemento clínicamente importante.

La teoría de la renovación de la atención explica por qué la naturaleza cotidiana funciona a la escala de un escritorio de oficina o un asiento de clase. Tras un periodo prolongado de concentración, el cerebro se beneficia de estímulos ligeros, como el movimiento de las hojas, las nubes y el agua ondulante. Estos elementos ligeramente fascinantes requieren muy poco esfuerzo, renuevan la atención y pueden mejorar el rendimiento en las siguientes tareas cognitivas.

El sonido es parte de la biofilia, no es un elemento añadido posteriormente. El metaanálisis de los paisajes sonoros naturales encontró vínculos con una mejor salud, un mayor efecto positivo y un menor estrés e incomodidad; los sonidos del agua y los pájaros fueron especialmente efectivos. Nuevos estudios siguen demostrando que, cuando se controla el ruido del tráfico, los paisajes sonoros naturales ayudan a mejorar el estado de ánimo y reducen la ansiedad.

Beneficios para la salud de las áreas biológicamente sensibles

Las muestras de población amplias demuestran que el acceso a las zonas verdes está relacionado con la mejora de la salud mental y la reducción de la mortalidad por todas las causas, y apuntan a vías como la reducción del estrés, la actividad social y el alivio del microclima. Los estudios de la Organización Mundial de la Salud y un gran metaanálisis sintetizan estas conexiones y ayudan a las ciudades y a los equipos de diseño a traducirlas en políticas y proyectos.

La luz del día es tanto una fuente visual como una señal biológica. Las investigaciones realizadas con empleados de oficina muestran que una mayor exposición a la luz del día y la proximidad a las ventanas están relacionadas con un mayor tiempo de sueño, una mejor calidad del sueño y una mayor actividad física. Esto refuerza las prioridades de diseño en cuanto al acceso a las vistas y a la luz del día. Las organizaciones de normalización y los programas de certificación ahora tratan de reducir las molestias teniendo en cuenta claramente los efectos circadianos y la iluminación nocturna adecuada.

Las estrategias biófilas también influyen a través del confort multisensorial. 14 El marco del diseño combina elementos visuales de la naturaleza, texturas, flujo de aire, temperatura de los materiales y diversidad espacial para reducir el estrés percibido y fomentar la satisfacción. Cuando estos elementos se armonizan con la acústica y la iluminación, los usuarios describen los espacios como comprensibles, tranquilos y acogedores. Esto es precisamente el objetivo de la experiencia cotidiana en los interiores biosensibles.

Psicología espacial e identidad ambiental

La psicología ambiental explica por qué ciertas habitaciones y calles nos hacen sentir bien al instante. La teoría del refugio prospectivo sostiene que las personas prefieren entornos que combinan seguridad y conciencia, que ofrecen vistas claras del exterior y zonas de descanso protegidas. Este modelo se repite desde los jardines hasta los vestíbulos, y se puede observar en las mejores salas de espera, bibliotecas y campus.

La identidad del lugar y el apego al lugar definen cómo los entornos se convierten con el tiempo en parte de la persona. El trabajo de Proshansky define la identidad del lugar como la forma en que los entornos físicos moldean nuestro concepto del yo, mientras que el modelo tripartito de Scannell y Gifford clasifica el apego en persona, proceso y lugar. Estas teorías explican por qué los materiales originales, la ecología local y las pistas culturales son importantes para el sentido de pertenencia, y por qué el diseño general debilita la conexión.

La geografía humanista añade el lenguaje del amor. El concepto de topofilia de Yi Fu Tuan expresa el vínculo entre las personas y el lugar, mientras que el concepto de lugar y desubicación de Edward Relph critica los entornos que hacen sentir desconectados del contexto. La arquitectura biointegrada, utilizando esta tradición, crea edificios con los que las personas pueden identificarse durante años, sembrando semillas de conexión mediante el uso de sistemas vivos, luz natural, paisaje, sonido y patrones espaciales.

Casos prácticos de proyectos biointegrados emblemáticos

One Central Park, Sidney

Las torres residenciales diseñadas por Ateliers Jean Nouvel y PTW incorporan el paisaje y la luz solar como elementos activos del edificio mediante una fachada viva y un sistema de heliostatos. Aproximadamente la mitad de la fachada está compuesta por un paisaje vertical diseñado en colaboración con el botánico Patrick Blanc y se riega mediante un sistema hidropónico conectado a los flujos de agua reciclada del emplazamiento. El jardín colgante en voladizo cuenta con un marco reflectante que capta la luz de los heliostatos del tejado y la redistribuye al parque sombreado y a los espacios interiores, lo que permite que el espacio público permanezca iluminado durante todo el día.

Más allá de lo visual, las fachadas y las macetas también cumplen una función. Los estudios del CTBUH documentan el uso de macetas con bordes lineales que actúan como sombreadores exteriores fijos. Estas macetas reducen la carga de refrigeración de los edificios en aproximadamente un 20 %, mientras que la vegetación proporciona una reducción adicional. El proyecto se encuentra en una zona que incluye una planta de producción triple y una planta de tratamiento de aguas residuales. De este modo, el agua reciclada alimenta el sistema hidropónico, mientras que la planta de energía reduce la demanda operativa de la zona. La combinación de la vegetación, los heliostatos, la energía y el agua convierte un edificio alto en parte del motor ecológico urbano.

Alg Casa, Hamburgo

BIQ es el primer bloque de apartamentos que utiliza una fachada de biorreactores. Los paneles fotobiorreactores planos de las fachadas expuestas al sol cultivan microalgas que dan sombra a los interiores, recogen energía solar para la biomasa y producen calor de baja temperatura que se puede almacenar y reutilizar. La fachada actúa como una cubierta viva que regula la luz mientras produce energía, transformando la fachada exterior del edificio en un sistema metabólico en lugar de un escudo estático.

Los resúmenes independientes indican que el área del biorreactor es de aproximadamente 200 metros cuadrados y que la contribución energética neta anual es de varios miles de kilovatios-hora, lo que pone de manifiesto el carácter prometedor y experimental de este enfoque a escala de edificio. La trayectoria de desarrollo del proyecto muestra la colaboración entre IBA Hamburg, Arup y socios industriales para probar una tecnología desconocida en apartamentos reales. La comunicación con el público se ha centrado en cómo se han integrado en el funcionamiento el sombreado, la captación y el almacenamiento de energía.

Centro Eastgate, Zimbabue

Eastgate, completado en 1996 por el arquitecto Mick Pearce y Arup, utiliza sistemas de ventilación que funcionan con masa, sombreado y apilamiento para equilibrar las temperaturas interiores durante el clima diurno de Harare. Esta sección organiza altos conductos de escape que evacuan el aire caliente por la noche y atraen aire más fresco al edificio a medida que la temperatura desciende, mientras que los profundos salientes y los ventanales cuidadosamente delimitados reducen la ganancia de calor durante el día. Se trata de un claro ejemplo de forma adaptada al clima, en la que el flujo de aire y el almacenamiento térmico se diseñaron antes que la maquinaria.

Los resultados medidos publicados por el equipo de diseño muestran importantes ventajas energéticas en comparación con sus homólogos locales. Los datos del proyecto de Mick Pearce indican que el consumo total de energía es aproximadamente un 35 % menor en comparación con los edificios tradicionales con sistemas HVAC completos en Harare, además de que se ahorra en costes de capital y se mantiene un rendimiento sólido durante los cortes de suministro eléctrico, ya que el sistema de modo mixto puede pasar a convección natural. La comparación con un termitero, tan ampliamente discutida, debe entenderse más como una fuente de inspiración para regular la fuerza de elevación y las vías de ventilación que como una copia exacta de la biología de los insectos.

Estos tres ejemplos muestran la biointegración a diferentes escalas. One Central Park muestra cómo los sistemas vegetales y la luz natural controlada pueden remodelar la vida en edificios de gran altura. BIQ transforma la fachada en un organismo de energía y sombreado. Eastgate demuestra que la masa específica para el clima y la ventilación pueden proporcionar confort con un mínimo de intervención mecánica. Juntos, estos tres ejemplos constituyen un conjunto de herramientas para edificios que funcionan con sistemas vivos con el fin de mejorar la experiencia humana y la ecología urbana.

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