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Las microarquitecturas que crean la coreografía del viento: Tōrō
El sol y los calendarios astronómicos en la arquitectura maya

El sol y los calendarios astronómicos en la arquitectura maya

Complejos de tipo E y calendario agrícola: Los conjuntos del «Grupo E» —plataforma occidental y estructuras orientadas hacia el este— forman un calendario agrícola de piedra integrado en el tejido urbano maya. Estos complejos no eran observatorios aislados: sus ejes centrales (oeste-este) y sus alineaciones laterales estaban dispuestos para marcar las fechas importantes del ciclo agrícola (no solo los solsticios o equinoccios). Šprajc (2021) confirma que las orientaciones de los Grupos E pertenecen a «grupos de alineación amplios» relacionados con las preocupaciones fundamentales de la sociedad agrícola, más que a observaciones específicas. En la práctica, los ejes de los Grupos E marcan la salida del sol en momentos importantes —por ejemplo, marcan los intervalos de 143 días entre el 2 de marzo y el 10 de octubre— y estos intervalos coinciden con las tareas agrícolas estacionales.

Los estudios estadísticos sobre las orientaciones muestran que estas no se centran únicamente en los equinoccios, sino que se agrupan en fechas equidistantes relacionadas con los días 13 y 20 (periodos importantes del calendario maya). En consecuencia, los Grupos E servían como escenarios rituales en los que se representaba el calendario solar, más como un «teatro» simbólico para el ciclo agrícola que como un instrumento de medición preciso. Por ejemplo, en Uaxactún, Tikal o Ceibal, se encuentran ofrendas y tumbas alineadas con el eje central de los Grupos E, mientras que las plataformas laterales han cambiado con el tiempo. Así, el calendario agrícola maya se «materializa en piedra» a través de complejos urbanos orientados a organizar los rituales relacionados con la siembra y el año solar.

  • Estudios de caso: Uaxactún (Grupo E), Tikal (Mundo Perdido E), Ceibal (Centro), Chichén Itzá (Postclásico), comparados con los patrones.
  • Se medirán: Azimuts de los ejes (±0,25°), altura del horizonte local, fechas solares correspondientes, intervalos entre fechas (múltiplos de 13/20 días).
  • Métodos: Mediciones topográficas de los ejes arquitectónicos/LiDAR; cálculos de la salida y la puesta del sol según la latitud y la duración de uso; análisis estadístico de las alineaciones según el calendario agrícola.

Pasajes cenitales y arquitectura de la luz: En la región maya, los pasajes cenitales del sol (el momento en que el sol se encuentra en su punto más alto sin proyectar sombras) han influido en el diseño de los espacios abiertos, las claraboyas y las disposiciones interiores. Se han encontrado salas con pozos de luz verticales o modificaciones en las cuevas que permiten la entrada del sol a mediodía en determinados momentos. Por ejemplo, en Monte Albán (Edificio P) y Teotihuacán, hay registros de rayos de sol que entran en nichos interiores en fechas importantes, favorecidos por la orientación de los edificios. Šprajc (2018) señala que la observación del sol cenital no era la «función principal» de estas áreas, sino una de sus funciones, y que la luz entraba en ellas en fechas ritualmente importantes.

La Sala del Sol en Palenque: La Torre del Palacio en Palenque (Grupo de las Cruces) ejemplifica este principio. Anderson y otros (1981) documentaron que el 12 de agosto (unos días después del paso del cenit local), los rayos del sol entraban verticalmente por la ventana en forma de T de la pared oeste y no proyectaban sombras en la pared interior. Esto demuestra que la abertura estaba orientada con extrema precisión para registrar los pasos del cenit y los solsticios. Este tipo de «ventanas cenitales» y ventanas altas (como las de la parte superior de los templos) funcionan como relojes solares interiores: mediante el modelado de la órbita del sol con software 3D, se puede confirmar que la luz solar directa llega a estas áreas en fechas importantes y prolonga el período «sin sombras» durante minutos o incluso horas.

  • Estudios de casos: Palenque (Torre del Palacio, Grupo de la Cruz), templos con ventanas en el techo o chimeneas ubicados en diversos lugares.
  • Se medirán: Alturas de apertura, diámetros de los pozos de luz, ángulos de incidencia de los rayos solares para las fechas del cenit, tiempo de iluminación directa en las habitaciones interiores.
  • Métodos: Simulación solar (dirección de las agujas del reloj) con secciones arquitectónicas; registro in situ de la penetración de luz/sombra en cámaras interiores.

Fenómenos solares performativos (rituales urbanos): La arquitectura maya ha «coreografiado» espectáculos de luz y sombra que hoy en día se han convertido en rituales urbanos. El ejemplo más simbólico es el descenso de la serpiente de luz que se observa en la pirámide de Kukulkán (El Castillo) en Chichén Itzá. Durante la puesta de sol del equinoccio, la luz forma triángulos luminosos que recuerdan la cola de una serpiente mitológica. Del mismo modo, en Dzibilchaltún (Yucatán), el Templo de los Siete Bebés es atravesado por el sol del equinoccio, enmarcado por ventanas este-oeste, un fenómeno muy popular en las imágenes del equinoccio. Estos efectos provocan, en fechas concretas, desfiles y concentraciones masivas en las plazas y caminos ceremoniales (sacbeob).

Sin embargo, investigaciones recientes revelan que estos eventos no están directamente relacionados con el equinoccio y no se limitan a un solo día. Por ejemplo, en Dzibilchaltún, la orientación axial del templo se desvía ~1° del este verdadero, por lo que las fotografías «icónicas» del equinoccio pueden tomarse unos días antes o después. En Chichén Itzá/Mayapán, la serie de triángulos iluminados se observa durante semanas en los solsticios y su número varía. En resumen, los recorridos y rituales de luz (por ejemplo, el descenso del dios serpiente en marzo/septiembre) organizan y confirman el propósito astronómico de los edificios, pero los arqueoastrónomos señalan que los solsticios y equinoccios no son necesariamente fechas fundamentales en Mesoamérica. Las direcciones señalaban la salida y la puesta del sol en diversas fechas agrícolas, y los efectos de la luz se extendían más allá del momento exacto. Así, la arquitectura urbana convertía los acontecimientos solares en espectáculos civiles, con el paso del sol por las plazas y los sacbéob, pero su significado ritual no solo dependía de las simulaciones astronómicas, sino también del calendario agrícola.

  • Estudios de casos: Chichén Itzá (serpiente Kukulkán), Dzibilchaltún (Templo de los Siete Bebés), Mayapán (efecto similar en la pirámide norte), laboratorios de fenómenos lumínicos; plazas centrales con alineaciones solares en Uaxactún o Tikal.
  • Elementos a medir: Secuencias de fotografías que cambian con el tiempo en días importantes (rayos/sombras por minuto); anchura y dirección de los haces de rayos; precisión del encuadre en las escaleras; visibilidad desde el sacbé para un público amplio.
  • Observaciones críticas: Las investigaciones destacan que los denominados «fenómenos del equinoccio» pueden producirse durante este periodo y que no son necesariamente exclusivos del diseño del equinoccio. La importancia social del sol («el tiempo del pueblo») se refleja en las ceremonias de paso de la luz en las plazas y los templos, pero estas ceremonias se interpretan desde el punto de vista del calendario agrícola y el poder político.

Hidráulica, clima estacional y urbanismo

Los mayas organizaron la planificación urbana en función de las estaciones climáticas y construyeron infraestructuras hidráulicas que combinaban el abastecimiento de agua, la política y los rituales. Dado que en las zonas de llanura las lluvias son estacionales y los inviernos secos, los embalses, canales y diques eran de vital importancia para garantizar el abastecimiento de agua durante los periodos de sequía. Por ejemplo, en Edzná (Campeche) se diseñó un complejo sistema hidráulico: 13 canales principales, 31 ramales y 84 embalses que regaban las tierras de cultivo al verter el agua del valle inundado en un lago embalsado. Este sistema permitía almacenar el agua de lluvia, drenar las zonas inundadas y desarrollar una agricultura intensiva.

La zeolita actúa como filtro natural del agua potable. Se han encontrado pruebas importantes en Tikal (Guatemala): en el embalse de Corriental hay una mezcla estratigráfica de zeolita volcánica y cuarzo natural que se utiliza como filtro de agua potable. El análisis XRD confirma que, entre los años 2200 y 1000 a. C., el agua se purificaba con clinoptilolita y mordenita (zeolitas) incrustadas en el filtro, lo que lo convierte en el sistema de purificación más antiguo conocido en América. De hecho, los mayas importaron arena volcánica (cuarzo) y zeolita desde decenas de kilómetros de distancia para construir estos filtros (el embalse de Corriental tenía un tamaño de ~58 000 m³ y abastecía de agua a decenas de miles de personas). Como resultado, no se observó contaminación ni muerte de algas en los lechos de Corriental, y los reyes mayas legitimaron su poder construyendo estas estructuras hidráulicas junto a los palacios y templos.

Integración civil: Las estructuras hidráulicas también se utilizaban como plazas civiles. En Caracol (Belice), los principales depósitos de agua monumentales se encontraban en los bordes de los sacbés del centro de la ciudad, sin obstáculos de acceso, lo que indicaba que el agua se gestionaba de forma colectiva. Con el tiempo, junto a los depósitos de agua públicos, aparecieron también depósitos de agua domésticos en los barrios. Además, los mayas gestionaban la calidad del agua mediante «humedales artificiales»: plantaban plantas acuáticas (nenúfares, juncos) que filtraban los nutrientes y oxigenaban el agua. Este sistema de retención de agua funcionó durante más de 1000 años, hasta que dejó de ser eficaz debido a las sequías extremas que se produjeron entre los años 800 y 900.

  • Estudios de caso: Tikal (reservorios de Corriental, filtración con zeolita), Edzná (canales, presas y lago artificial), Caracol/Uxul (redes de agua residenciales y públicas).
  • Se medirán: El volumen útil de los depósitos (m³), el área de captación de agua y las tasas de renovación estacional, el análisis XRD de los sedimentos filtrados, la calidad microbiológica del agua en el pasado, la relación espacial con los templos/palacios.
  • Aplicaciones actuales: En países como México y Perú se están reincorporando los principios mayas: Mérida/Campeche utiliza parques de depresión y estanques urbanos para almacenar agua de lluvia; en Lima/Cusco están reapareciendo los patios de almacenamiento de agua y las «plazas esponja» que mitigan las inundaciones estacionales de los ríos. Como destaca Lucero (2023), las técnicas mayas de humedales artificiales (plantas acuáticas, sedimentos extraíbles, rellenado natural) ofrecen valiosas lecciones sobre la gestión sostenible del agua.

Ciclos planetarios y visión ciudadana

En el periodo posclásico, la observación de Venus y la Luna cobró importancia en la arquitectura y los rituales. Venus, asociada con la guerra y la adivinación, comenzó a incorporarse a gran escala en la arquitectura. Por ejemplo, El Caracol (también conocido como «Observatorio») en Chichén Itzá es una torre circular con ventanas estratégicamente situadas. Las investigaciones han demostrado que las ventanas del segundo piso apuntan a los acimuts de los puntos más extremos de Venus al amanecer y al atardecer. En la fachada hay relieves relacionados con la posición de Venus y figuras con cabezas de serpientes emplumadas con un disco en el que está escrito el glifo «K’uk’ Ek’» («estrella quetzal», Venus). Todo indica que la observación de Venus en Chichén Itzá respaldaba la llegada de Kukulkán como dios verdadero. En las inscripciones mayas también se menciona el sitio «K’uk’ Ek’» de Palenque, relacionado con el ritual de Venus. Estas alineaciones reflejan el ciclo sinódico de Venus (584 días) documentado en la Tabla de Venus del Códice de Dresde.

  • Estudios de casos: Registros epigráficos en El Caracol (Chichén Itzá), Mayapán y Palenque.
  • Se medirán: El ángulo de visión según las posiciones máximas/mínimas de Venus y los puntos extremos de la luna, la frecuencia de formación (cada 8 años, ciclos de 18,6 años, ciclo lunar), los intervalos de observación.
  • Métodos: Reconstrucción de las alineaciones de ventanas y hendiduras mediante software de simulación, correlación con las fechas y los ciclos lunares del Codex de Dresde (Tabla de Venus), análisis de los relieves e iconografía relacionados.

En conjunto, esta situación evoca un concepto complementario de «tiempo civil»: los mayas habían entrelazado los ritmos de los planetas con el ámbito público. Mientras que los calendarios solares determinaban la agricultura, Venus determinaba los ritmos bélicos y rituales (por ejemplo, entre los mayas, cada ocho años, coincidiendo con la aparición de Venus, aumentaba la tensión militar). Este enfoque propone una planificación urbana que integra el cosmos en la política. La lección de hoy es aceptar que, además de los ciclos climáticos anuales (sol y lluvia), las sociedades pueden desarrollar proyectos colectivos basados en patrones astronómicos más amplios.

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