Estructuras temporales para la protección de los trabajadores y la sostenibilidad
- Cerramientos de protección: Las pasarelas temporales y las marquesinas elevadas (a menudo integradas en andamios) protegen a los trabajadores de la caída de escombros y de las inclemencias del tiempo. Entre ellos se incluyen puentes de andamios cubiertos y redes para escombros, tal y como exigen las normativas de seguridad. Por ejemplo, las normas de construcción del Crossrail en el Reino Unido exigen que todas las obras sean «totalmente seguras», con pilares de madera de 2,4 m de altura y entradas cerradas y alejadas de la vía pública. Normativas similares de EE.UU. y la UE (OSHA 29 CFR 1926 para andamios, directivas EU-OSHA, etc.) insisten en barandillas, pasamanos y cubiertas protectoras para evitar caídas.
- Ventilación e iluminación: Las oficinas sobre el terreno y los refugios se diseñan cada vez más con ventilación natural, aire acondicionado de alta eficiencia e iluminación LED para aumentar el confort y reducir el consumo de energía. Las cabinas portátiles pueden incluir ventanas, rejillas de ventilación o ventiladores de nebulización para mantener el aire en movimiento, y paneles translúcidos o LED para una iluminación brillante y de bajo consumo. Algunas unidades modulares incorporan incluso toldos solares o fotovoltaicos. La absorción acústica también es una preocupación: se han propuesto materiales innovadores como los paneles compuestos de micelio para amortiguar el ruido; estos paneles son ligeros, ignífugos y completamente biodegradables cuando se desmantelan.
- Modularidad y reutilización: En la actualidad, muchas estructuras temporales son totalmente modulares. Los paneles prefabricados (por ejemplo, paneles de madera laminada cruzada o paneles compuestos para paredes) forman las paredes y los tejados de los cobertizos de obra; pueden montarse y desmontarse rápidamente para su posterior reutilización. Por ejemplo, los kits de «madera ecológica» utilizan componentes de madera o cáñamo-cal entrelazados que encajan entre sí al estilo IKEA. Un sistema afirma que se pueden fresar dos vigas entrelazadas a partir de un solo tronco (reduciendo a la mitad el uso de madera) y embalarlas en plano para el transporte, sin dejar «nada más que embalajes reciclables en la obra» cuando se desmontan. El uso de materiales de bajas emisiones (marcos de aluminio reciclado, bloques de hormigón de cáñamo, CLT) reduce aún más el carbono incorporado.

- Cumplimiento y códigos: Todas las intervenciones de este tipo deben cumplir las normas de seguridad locales. En EE.UU., la OSHA especifica la resistencia de andamios y plataformas y la altura de las barandillas. En Europa, las normas EN y las directrices nacionales (por ejemplo, las normas TRBS de Alemania) exigen sistemas de detención de caídas y redes anticaídas. En la práctica, esto significa establecer «zonas de acceso controlado» específicas alrededor de las áreas de trabajo. Por ejemplo, la normativa de Crossrail exige explícitamente puertas de acceso para vehículos y vallas permanentes alrededor de las obras. Del mismo modo, Japón cuenta con rigurosas especificaciones de seguridad (por ejemplo, las normas JICA para obras ficticias) para garantizar que incluso las obras temporales sean tan robustas como las permanentes. Al integrar la seguridad desde el principio, los arquitectos pueden construir refugios temporales que protejan a los trabajadores y el medio ambiente al mismo tiempo.
Ordenación del Territorio: Seguridad y eficiencia
Una estrategia poderosa es separar las circulaciones. La investigación y la práctica del sector hacen hincapié en separar las rutas para la maquinaria pesada y los peatones. Los contratistas recomiendan situar las instalaciones peatonales más transitadas (remolques, aseos, taquillas) cerca de las entradas de los edificios y lejos de las zonas de entrega, y marcar vías de paso despejadas para evitar cruzar los caminos de la maquinaria. Los proyectos estadounidenses suelen planificar el trazado de antemano, «permitiendo que cada parte viaje por separado». En zonas urbanas congestionadas (el Crossrail londinense o los rascacielos neoyorquinos), los accesos escalonados y los bucles unidireccionales impiden que los camiones entren en las rutas peatonales. Las puertas de entrada controlada y el acceso con tarjeta también pueden restringir quién puede entrar en zonas peligrosas. En resumen, la zonificación física -no solo la señalización- se utiliza para mantener separados a trabajadores y máquinas, mejorando tanto la seguridad como el flujo.
- Caminos separados: Diseñe el emplazamiento de modo que las vías peatonales no se crucen con los carriles de equipamiento. Utilice barreras o bolardos para crear vías peatonales protegidas. Por ejemplo, un gran contratista puede instalar barreras para separar la obra de las zonas de trabajo activas, garantizando rutas peatonales despejadas. Los bolardos o la cinta adhesiva pueden designar zonas «prohibidas» para la maquinaria pesada. Esta lógica espacial también se extiende a la zona aérea: Las pasarelas de los andamios pueden orientarse completamente fuera de las huellas de grúas y camiones de reparto. Una iluminación y señalización visual adecuadas (cinta de alta visibilidad o incluso vallas de baja altura) refuerzan estas distinciones.
- Vallas y barreras modulares: Utilice barricadas y pilas reutilizables para delimitar zonas. Los modernos sistemas de barreras modulares consisten en paneles ligeros de aluminio o plástico entrelazados. Son fijos pero fáciles de mover y pueden mostrar mapas de la obra o mensajes de seguridad. Según un fabricante, estos sistemas están claramente diseñados para un uso repetido a lo largo del proyecto. Reducen los residuos al evitar las barricadas de madera contrachapada o cartón yeso: «Al reducir la dependencia de materiales desechables… las barricadas modulares evitan residuos innecesarios en los vertederos», afirma el proveedor. Estos paneles pueden marcarse para señalizar el camino (con impresión digital) o fabricarse con materiales reciclados, de modo que seguridad y sostenibilidad vayan de la mano.
- Señalización ecológica: En lugar de señales y barricadas de plástico que acaban en el vertedero, muchas obras utilizan alternativas ecológicas. Por ejemplo, cada vez son más comunes las señales de dirección fabricadas con madera certificada FSC o aluminio reciclado. Una empresa de señalización afirma que sus señales sostenibles utilizan bases de madera, tintas no tóxicas y ningún revestimiento perjudicial. Incluso las huellas pintadas con spray o las flechas de tiza (que desaparecen al lavarse) pueden dirigir el flujo sin residuos plásticos. En grandes proyectos urbanos (como Crossrail o la construcción de transportes públicos), las zonas codificadas por colores o los mapas laminados reutilizables reducen la necesidad de señalización desechable.
- Zonas barrera multiuso: Cree zonas tampón que cumplan una doble función. Una zona de depósito de material en el borde de la obra puede proteger las aceras adyacentes del ruido y el polvo. Los montículos de escombros excavados (si están estabilizados) pueden proteger al personal del viento. En las obras más calurosas, pueden colocarse toldos como protección entre las zonas de trabajo expuestas al sol y las zonas habitadas. Este tipo de planificación multiusos -por ejemplo, utilizar un almacén como refugio peatonal fuera del horario de trabajo- mejora la seguridad y aumenta la productividad.
Materiales sostenibles en estructuras de campo
- Andamios y paneles de bambú: En Asia-Pacífico, el bambú sigue siendo uno de los materiales de construcción temporales preferidos. El bambú crece rápidamente y tiene una excelente relación resistencia-peso. Las investigaciones indican que los andamios de bambú pueden montarse y desmontarse en una fracción del tiempo necesario para los de acero (~10%) utilizando sólo herramientas manuales sencillas. También se pueden utilizar «puertas» o vallas prefabricadas de bambú en zonas bajas. Cuando se recogen en jardines gestionados, los andamios de bambú (y los paneles compuestos de bambú) son renovables y biodegradables, a diferencia de los andamios de madera o plástico desechables.
- Compuestos de micelio: Las láminas de micelio de champiñón aparecen como paneles aislantes y acústicos. Se cultivan a partir de residuos agrícolas y luego se secan para darles formas duras. Los paneles de micelio son ligeros pero fuertes, resistentes al fuego y al agua por naturaleza y especialmente absorbentes del sonido. Y lo que es más importante, se descomponen de forma natural sin dejar residuos tóxicos cuando se desechan. Utilizados como revestimiento de paredes o techos en el interior de cabinas de obra, los paneles de micelio reducen el ruido de la maquinaria y la exposición de los trabajadores a las fibras aislantes. También secuestran carbono: un estudio de caso (el «Growing Pavilion» de los Países Bajos) utilizó paredes de micelio para destacar precisamente estas ventajas.
- Andamios metálicos reciclados: Los andamios tradicionales de acero o aluminio son intrínsecamente reciclables. Los marcos y las placas de las barandillas de aluminio de alta calidad pueden fundirse repetidamente. De hecho, el aluminio reciclado utiliza sólo un ~5% de la energía de producción primaria. El acero se recicla a un ritmo aproximado del 70% en todo el mundo. Los sistemas de andamiaje modernos se construyen para durar décadas, por lo que los componentes pasan de un proyecto a otro. Un informe del sector subraya que los andamios metálicos actuales son «sorprendentemente sostenibles»: están diseñados para un montaje y desmontaje repetidos y pueden reciclarse en nuevos equipos al final de su vida útil. Esto los hace mucho más ecológicos que los tablones de madera de un solo uso.
- Plásticos y polímeros reciclados: Las barreras y plataformas temporales pueden utilizar plásticos reciclados o biodegradables. Por ejemplo, ahora se comercializan cimientos de plástico para vallas fabricados con polímero reciclado; un cimiento de 18 kg afirma ser «un 40% más ligero que el hormigón» y es totalmente reciclable. Las mallas y redes fabricadas con polietileno de alta densidad reciclado o mezclas biodegradables pueden sustituir al plástico virgen. Incluso los toldos de sombra pueden utilizar tejidos con un contenido biológico parcial. La tendencia es hacia el «bio-PE» y los revestimientos compostables en las membranas de barrera. Estos materiales siguen protegiendo de la intemperie, pero acaban degradándose sin dañar el suelo.
- Kits de madera ecológica: Se utilizan productos de madera innovadores (a menudo a base de cáñamo) para construir marquesinas y cabañas in situ. Por ejemplo, los kits «iWood» con tecnología de cáñamo utilizan piezas de madera perfiladas que se encajan entre sí, de forma similar a los muebles planos. Se dice que este sistema reduce a la mitad el uso de madera (fresando dos piezas de un tronco) y produce residuos insignificantes: las piezas cortadas se convierten en pellets para la calefacción. Estos kits pueden reconfigurarse o ampliarse con el tiempo (de refugios temporales a viviendas permanentes) y tienen una huella de carbono muy baja gracias a la producción local y a un embalaje eficiente. A diferencia de las estructuras de madera tradicionales, estos kits de base biológica «no dejan nada más que embalajes reciclables in situ» cuando se limpian.
- Costes del ciclo de vida y reutilización: Aunque algunos materiales «verdes» (como el bambú o el micelio) tienen hoy costes unitarios más elevados, sus bajos costes de eliminación y su potencial de reutilización pueden compensarlo. Por ejemplo, los paneles modulares para vallas pueden alquilarse o arrendarse entre proyectos, amortizando así sus costes. Los vendedores señalan que, al evitar los materiales de un solo uso, los propietarios consiguen ahorros a largo plazo: «Las barricadas reutilizables proporcionan ahorros a largo plazo al reducir la necesidad de comprar constantemente nuevas barreras». La mayoría de los materiales mencionados (andamios de acero, marcos de aluminio, kits de madera) son suficientemente duraderos para decenas de proyectos, por lo que el coste por uso es muy bajo. Cuando quedan elementos desechables (por ejemplo, la señalización), la elección de sustratos reutilizables o plásticos transparentes (que pueden reciclarse) reduce aún más la huella ambiental.
Áreas de parada y refugios sensibles al clima
- Áreas de descanso con sombra: En climas cálidos, los empresarios deben proporcionar sombra para los descansos. La OSHA recomienda que los trabajadores dispongan de un «lugar fresco», que puede ser una caravana con aire acondicionado o una tienda de campaña con ventiladores y nebulizadores. Los grupos industriales también recomiendan grandes toldos in situ e incluso «estaciones de refrigeración» móviles. Las directrices nacionales del CPWR indican que las carpas con nebulización de alta presión pueden reducir la temperatura central en 15°F o más. Por este motivo, los emplazamientos de los Estados del Golfo o del sur de Europa suelen utilizar estructuras de sombra modulares: por ejemplo, toldos desplegables de 30×30 pies con tejido que bloquea al 100% los rayos UV. Estas estructuras se pueden desplazar según cambie el sol. Los enfriadores evaporativos portátiles (nebulizadores) situados junto a los asientos reducen considerablemente el estrés térmico bajo el toldo. En las regiones cálidas, también es una práctica habitual tener cerca abundante agua potable fría y bebidas con electrolitos.
- Diseño de refrigeración pasiva: Siempre que sea posible, utilice un control climático pasivo en las zonas de descanso. Algunos trucos sencillos son orientar las tiendas lejos del sol predominante, plantar árboles o enrejados temporales para dar sombra y utilizar tejidos claros o reflectantes. En las regiones desérticas, se han probado tiendas tradicionales de inspiración beduina (con laterales largos y batientes para que circule el aire). Los ventiladores de techo, las rejillas de ventilación altas y las velas de sombra pueden hacer que un refugio móvil sea confortable con un mínimo de energía. Algunas instalaciones innovadoras incluso utilizan sistemas de nebulización alimentados por energía solar que reciclan la escorrentía. El objetivo es mejorar la prevención general de las enfermedades causadas por el calor manteniendo baja la temperatura central de los trabajadores durante el descanso.
- Zonas con calefacción y protegidas del viento: En climas fríos, se aplica la lógica inversa. Se instalan salas de descanso aisladas o remolques con calefacción para que los trabajadores puedan entrar en calor. Los contratistas hacen hincapié en realizar «pausas de calentamiento» en zonas protegidas. Los calefactores portátiles de propano o eléctricos en una tienda de campaña pueden mantener un refugio por encima del punto de congelación. Los cortavientos (por ejemplo, muros temporales o lonas) se instalan alrededor de las zonas abiertas para reducir la sensación térmica. En Escandinavia o Canadá, los refugios de paneles de poliuretano aislados (a menudo alquilados), equipados con calefactores de infrarrojos, sirven para almorzar. Estas medidas evitan la hipotermia y la congelación; la OSHA recomienda programar pausas más frecuentes cuando el viento y el frío se intensifican y reciclar a todos los empleados sobre las señales de estrés por frío.
- Hidratación y cultura: Las consideraciones climáticas están relacionadas con la hidratación y los hábitos de trabajo. En culturas comunes (por ejemplo, en partes de Asia u Oriente Medio), las zonas de descanso suelen ser cocinas compartidas o grandes plazas sombreadas donde se reúne todo el mundo. En otras (por ejemplo, Estados Unidos o Europa), los trabajadores pueden estar dispersos en camiones personales o cabinas individuales. Los arquitectos pueden apoyar ambos modos: Por ejemplo, diseñando un pabellón centralizado para las pausas en grupo o varias marquesinas pequeñas cerca de los patios de máquinas. En todos los casos, la colocación de neveras o fuentes en puntos adecuados fomenta el consumo de agua potable. En algunos países cálidos se han utilizado soluciones de baja tecnología: cubos de agua de colores brillantes con cucharones (utilizados en la India) o estaciones de agua calentadas por energía solar. La clave está en hacer que los espacios de ayuda sean cómodos, visibles y culturalmente apropiados para que los trabajadores realmente los utilicen. La portabilidad y los materiales de bajo impacto (armazones ligeros, tela de yute o lona) permiten trasladar estos refugios de un proyecto a otro sin necesidad de cimientos pesados.
Diseño circular para infraestructuras de seguridad de obras
Muchas empresas tratan ahora los elementos de seguridad de las obras como parte de la economía circular. En lugar de comprar barandillas desechables o material apilable, están invirtiendo en kits modulares. Por ejemplo, un contratista puede encargar una flota de barandillas y plataformas metálicas encajables para cada proyecto. Estas unidades cumplen las normas de la OSHA y la UE (altura de la barandilla, capacidad de carga) y pueden desmontarse limpiamente. Los planificadores de proyectos también añaden capacidad de seguimiento a los modelos BIM o a las bases de datos de activos. Esto significa que cada pista o poste de señalización lleva una etiqueta (normalmente con un código de barras) que registra en cuántos proyectos se ha utilizado. Estos «datos de reutilización» digitales ayudan a garantizar que nada se deseche prematuramente. También facilita el mantenimiento: Una barandilla que se ha utilizado 50 veces puede desconectarse para inspeccionarla y renovarla antes de reutilizarla. En la práctica, los principales contratistas están adoptando políticas circulares en toda la empresa; por ejemplo, Skanska UK «da prioridad explícitamente al uso de materiales reciclados» y separa el hormigón, la madera y el metal en la obra y los envía a reciclar en lugar de a los vertederos.
- Kits de seguridad modulares: Muchas empresas constructoras internacionales han desarrollado sistemas de seguridad prefabricados. Entre ellos figuran los conjuntos de barandillas desmontables (barandillas de aluminio o material compuesto de alta resistencia con accesorios de sujeción), las barreras peatonales autoportantes y las pasarelas cubiertas portátiles. Como se instalan sin soldaduras ni anclajes al hormigón, pueden reconfigurarse o trasladarse rápidamente a un nuevo proyecto. Sus componentes están estandarizados, de modo que una sección de barandilla de la obra A cumple la normativa de la obra B. Los proveedores proclaman que estos sistemas «viven y respiran» la reutilización: uno afirma que los diseños optimizados garantizan que «cada marco de andamio, soporte, tablón… pueda reutilizarse en varias configuraciones». De hecho, el mismo conjunto de andamio o barandilla puede circular por múltiples obras, minimizando el uso de materias primas.
- Iniciativas corporativas circulares: Los constructores de todo el mundo exigen cada vez más la reutilización en los contratos. Bouygues y Skanska, por ejemplo, han publicado objetivos de economía circular para todas las obras. En un principio, exigen planes de deconstrucción y fijan objetivos de recuperación de materiales. La división británica de Skanska afirma con orgullo que la clasificación in situ significa que «materiales como el hormigón, la madera y los metales se reciclan en lugar de enviarse a vertederos». Algunas empresas incluso recompensan a los equipos que devuelven los materiales en buen estado. Estas políticas obligan a tomar decisiones de diseño: las estructuras de señalización pueden utilizar postes de aluminio (infinitamente reciclables) en lugar de plástico de un solo uso; las barandillas utilizan uniones atornilladas (no soldadas para que puedan desmontarse).
- Integración de herramientas digitales: El software es un gran facilitador. Muchos proyectos utilizan herramientas BIM o de seguimiento de activos para registrar cada elemento temporal. Por ejemplo, un gemelo digital de la obra podría incluir todas las barandillas y etiquetarlas con códigos de barras o RFID que rastreen el uso y la ubicación. Cuando se produce la desmovilización, el contratista vuelve a escanear cada pieza para incluirla en el inventario. Gracias a este enfoque sistemático, los componentes se programan inmediatamente para su limpieza o reparación, en lugar de desecharse. Estos datos pueden incluso influir en el proceso de licitación: al planificar una nueva planta, los equipos pueden reducir la adquisición de piezas en bruto seleccionando componentes reciclados o existentes en la base de datos.
- Diseño para la demolición: Por último, los arquitectos deben planificar el desmontaje desde el primer día. Esto significa evitar materiales mezclados o adhesivos que enclaven las piezas. Por ejemplo, un rótulo modular puede utilizar paneles encajables en lugar de capas pegadas. Las barandillas están atornilladas (no soldadas) para que puedan desmontarse. Los cimientos provisionales (por ejemplo, bloques de balasto) se seleccionan para que sean ligeros o apilables, de modo que puedan transportarse fuera de la obra para su reutilización. Las secuencias de desmontaje documentadas (como una guía de montaje inversa) permiten al personal desmontar con seguridad y sin daños. Estas prácticas minimizan los residuos: Un estudio sobre prácticas en obras de construcción en Tailandia descubrió que, sin planificación, las medidas contra el estrés térmico (persianas, neveras) suelen convertirse en basura. En cambio, las instalaciones que «diseñan sin residuos» -sin dejar restos de madera o plástico- ejemplifican el enfoque circular.